Marruecos - el Plateau de Rekkam

Una serie de pequeñas rutas divertidas y bordeadas de flores se lanzan hacia el relieve y dominan la represa Mohamed V. Pronto dejamos atrás el asfalto y comienza nuestra pista. Con cada curva, un nuevo paisaje aparece ante nuestros ojos. ¡Qué manera de comenzar el viaje!
Alojamiento en hotel.

En la primer parte de nuestro itinerario, el trazado se pasea por la meseta de Rekkam y, por momentos, se acerca a ciertos tramos rectilíneos del famoso Paris-Dakar, hasta llegar a Missour. Ahí cambia el paisaje radicalmente y ante nuestras motos,aparece un caos de rocas y de profundas gargantas. Una pequeña pista ondula sobre la estepa de colores. El último tramo del trazado nos llevará por un estrecho cañadón de reflejos púrpuras.¡Esta etapa será recordada para siempre!
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Después de Rich, saliendo de las gargantas del Ziz, el asfalto se acaba de golpe delante de las oficinas de correo de Amellago. Seguimos avanzando por las estrechas gargantas pero de pronto la montaña se abre hacia el desierto y nos deja vislumbrar a lo lejos el exuberante palmeral de Goulmima. Nuestro trazado cruza una gran cantidad de canales de riego y nos lleva por las estrechas calles de tierra hacia lo más profundo de una ciudad detenida en el tiempo… Hemos llegado a Tafilalet! Bordeando el Rhéris, nuestro itinerario se pasea por las grandes extensiones de arena rumbo a Erfoud. Una serie de palmerales puntuan nuestro trayecto, al igual que una sorpresas inverosímiles, como una escalera al cielo, un molusto gigante de más de 60 metros en forma de espiral o una escalera de mármol blanco de baja hacia un río subterráneo.
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Al despertar disfrutaremos del aire puro y transparente. Las dunas anaranjadas del macizo de Erg Chebbi emergen de la meseta de rocas negras. El contraste es suntuoso. Nuestro itinerario nos llevará por una pista transitable. Entre dos bosques de acacias, quizás podamos vislumbrar un zorro del zahara u otro animal típico de la región.
Llegaremos al lago Maider: erosionada por los vientos Simoun o Siroco, esta inmensa extensión de tierra seca y agrietada se funde con el horizonte.
Un tramo fácil, fuera de pista, avanza por el deserieto de arena y nos lleva hasta Oum-Jrane. Continuamos hacia Tarbalt, un pueblo con dunas púrpuras, luego Tzzarine y por último N´Kob.
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Saliendo de N'Kob, nuestro trayecto avanza por un pequeño y remoto cañadón, sembrado de albaricoqueros y de almendros. Luego, entre dos picos volcánicos y ríos de lava fría, tomaremos una pequeña pista sinuosa que avanza rumbo al centro del Jbel Sarhro, sorteando las rocas de basalto. El río Dadés alimenta una ristra de oasis absolutamente sublimes. Nos encontramos el en Valle de las Rosas.
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Assermo domina la entrada a un desfiladero que se incrusta en la tierra roja. Como si fuera una afilada espada, la ruta ha tallado un paso a través de la barrera del Alto Atlas. Nuestra pista gira alrededor de las crestas y vuelve a aparecer un tramo de asfalto en mal estado. En esta escena mineral surge más allá el valle de Toufrine y sus nogales centenarios. Aquí convergen dos poderosos oueds; la vegetación es abundante y los colores de la naturaleza intensos.
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Arroyos de aguas cristalinas surgen de la montaña y se precipitan hacia el valle. El trazado nos lleva entre cedros y avanza sobre un tapiz de agujas de pinos; luego se pasea sobre el pasto de las verdes mesetas salpicadas de lagos volcánicos como el Aguelmane Azigza, el Dayet Ifrah y tantos otros. Aquí beben ovinos, cabras, bovinos y caballos. Un río de aguas transparentes serpentea a través de la pradera. Estamos a más de 2.000 msnm y el aire es vívido. En los densos bosques que cubren los flancos de las montañas podremos sorprender a una familia de macacos. Estos primates de pelos largos se han establecido en esta región de Marruecos donde el clima es a menudo muy rudo.
Al norte de la sorprendente aldea de Ifrane, nuestro itinerario nos lleva a través de los picos en forma de ruinas del Valle de las Rocas. Después del macizo de Kandar, bajamos entre olivos e higueras hacia Fez.
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La luz de este nuevo día parece irreal. Las curvas se siguen las unas a las otras sobre las colinas cubiertas de trigo. En la represa de Al Wahda se juntan las aguas del río Béni Zeroual. Más allá de estas aguas turquesas, nos zambullimos en terra incógnita. Luego el itinerario despega hacia las cimas y nos permite observar un paisaje deslumbrante. En la tierra roja, la ruta gira de una cresta a la otra. Los viajeros se creen en otro mundo, un mundo lleno de encanto… En primavera, amapolas, geranios silvestres y cientos de flores de otras especies bordean el camino. De pronto aparece Chefchaouen con sus pequeñas callecitas secretas, como una joya que reposa en su envoltura de vegetación.
Llegó la hora de disfrutar de su ambiente colorido y animado.
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El día se levanta en el corazón de la región de Jebela y aunque nuestro viaje llegue a su fin, seguiremos disfrutando de cada instante hasta el último centímetro de asfalto. Iremos por caminos que solo conocen los locales y que ni siquiera aparecen en los mapas. Cabe aquí agradecer a todas las personas que nos ayudaron con generosidad a seleccionar los caminos para esta etapa de nuestra travesía.
En Asilah, frente al océano, nos esperan para comer un pescado recién salido del agua. Es nuestra última parada antes de dirigirnos rumbo a Tanger y a casa.